El desafiante camino del Emprendedor

Ser emprendedor por lo general no es nada sencillo. Sí que existen casos de éxito que han logrado conseguir grandes resultados en muy poco tiempo, pero esto sucede en su mayoría porque ya venían de varios fracasos anteriores. Solo que se muestra únicamente el proyecto que funcionó y el resto no se explica tanto. También hay casos atípicos donde se triunfa aparentemente muy facil, pero no es lo que nos pasa a la mayoría de las personas comunes y corrientes.

Emprender cuesta. Como cualquier otra cosa que valga la pena. Y eso no quita que tengamos que darnos por vencidos o buscar algo más fácil. Como dice la frase «A veces lo barato sale caro». No hacer lo suficiente para ir por nuestros sueños y rendirse o buscar algo de menor escala, simplemente para evitar el desafío, no siempre es la mejor opción.

Tampoco sirve que nos pongamos metas desmedidas o cosas alocadas que pongan en peligro nuestra situación, pero sí que es necesario apuntar un poquito más alto para poder crecer. Si solo nos quedamos con los posibles o con lo que ya tenemos, entonces no descubriremos nada nuevo.

Piensa en el escalador de montaña, si es el caso de un inexperto y recién comienza, sería algo tonto escalar el Everest. Nadie dice que hagamos eso. Pero sí que puede empezar con retos un poco más a la medida, pero que exijan a la persona a utilizar todos sus recursos. Es decir, una montaña que no haga transpirar a ese escalador no sería un desafío.

Entonces, volviendo al tema del camino del emprendedor, justamente con respecto a la montaña, subir este camino es sencillo, pero sí que es emocionante. Cambiamos de estado de ánimo muy rápidamente, tenemos éxitos diarios, semanales y mensuales, pero también fracasos. Y todo este trajín de cosas hacen que sea algo único. El vértigo de no saber si llegaremos a la meta a fin de mes o el destino incierto, son cosas que si realmente te asustan no deberías ser emprendedor.

Para ser emprendedor hay que ser valiente. Animarse a dar todo lo que uno tiene por nuestros propios sueños. Nadie nos traerá en bandeja lo que queremos y si realmente lo queremos, debemos ir a buscarlo.

A veces el camino puede ponerse difícil, pero eso no significa que debamos renunciar a nuestros sueños. Piensa que si las cosas fueran fáciles, todo el mundo las podría hacer sin problemas. Pero no, las cosas que realmente importan siempre cuestan, y más cuando el entorno y situaciones externas influyen.

Así que te invito a reflexionar sobre los desafíos que se te presentan en el camino, porque cada uno de ellos te pregunta cuánto quieres realmente lo que sueñas? ¿Harías los cambios necesarios para lograrlos? ¿Tendrías el valor de superar uno a uno los obstáculos? ¿Realmente lo valoras tanto como para sostener en el tiempo tu ánimo y esperanzas? ¡OK! Si esto es así, entonces la vida te dará la oportunidad de conseguirlo.

Además, todo es una experiencia, sea cual sea el resultado, será mejor que no intentarlo por miedo. Así que viéndolo desde esta perspectiva, ¡no tienes nada que perder! ¡Así que apunta en alto y ve con fuerzas!

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